Integración
de reflejos primitivos

Si un niño tropieza mucho, suele dejar caer accidentalmente cosas de las manos, adopta malas posturas al sentarse a escribir, no puede estarse quieto en una silla, no controla el pipí, no es capaz de atarse los cordones de los zapatos, salta de una línea a otra mientras lee, confunde letras, etc., probablemente tenga algún reflejo primario no integrado.

¿Qué son los reflejos primitivos?

Los reflejos primitivos son unos movimientos automáticos, involuntarios, que permiten al bebé la supervivencia, la protección y la adaptación. Se trata de movimientos dirigidos desde el sistema nervioso (concretamente el tronco encefálico). Por ejemplo, los reflejos ayudan al bebé a bajar por el canal del parto, a succionar o a agarrarse.

A lo largo del primer año de vida, el niño realiza una serie de movimientos que permiten su desarrollo. Estos movimientos deliberados y controlados tienen en sí mismos un efecto inhibidor natural de los reflejos; permiten que los reflejos primarios se integren y se incorporen. Por lo tanto, los reflejos deberían tener una vida limitada y dejar paso a otros reflejos posturales que permitirán el desarrollo (neurológico) del niño. La integración de un reflejo implica la adquisición de una nueva habilidad.

Si en el primer año de vida los movimientos naturales no se han ejercitado lo suficiente, los reflejos permanecerán activos. Si estos reflejos siguen activos más allá de lo necesario, pueden producirse conexiones cerebrales poco funcionales que den como resultado dificultades en el aprendizaje, ansiedad, inatención, torpeza motriz o comportamiento explosivo.

Detectar que un reflejo no está integrado nos da pistas sobre la causa de la dificultad, pero si detectamos varios posiblemente estaremos ante un retraso en el desarrollo neurológico, y lo que podremos hacer será crear un programa de ejercicios personalizado con el fin de integrar estos reflejos no inhibidos. ¡Una segunda oportunidad! Cuando integremos los reflejos podremos observar resultados a nivel motriz, académico, de coordinación mano-ojo, y hasta emocional.

¿Cómo?

La terapia de integración de reflejos primitivos consiste en reproducir los movimientos de los reflejos primarios. Estos movimientos favorecen las conexiones neuronales que no funcionan adecuadamente, ya sea por una insuficiencia en la estimulación postnatal o por una inadecuada integración de los estímulos (visuales, auditivos, cenestésicos, táctiles), y mejoran el tono muscular, la impulsividad, la atención, la concentración, etc. Por consiguiente, ayudan a madurar el sistema nervioso tanto en niños como en adultos.

Se diseña un programa personalizado con el objetivo de dar una segunda oportunidad al cerebro. El programa lo realiza la familia desde casa con las indicaciones y orientaciones de la profesional, después de una capacitación y formación. La supervisión y seguimiento profesional es constante.